Actualizado el 10 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
La presencia de sustancias esenciales en pequeñas cantidades en los alimentos, cuya ingesta es imprescindible para la salud, fue primero expuesta por Frederick Hopkins alrededor de 1912. Posteriormente, el bioquímico polaco Kazimierz Funk descubrió que la cascarilla del arroz contenía una sustancia que más tarde se denominaría vitamina B1, la cual prevenía el beriberi, una enfermedad común entre marineros japoneses y algunas familias adineradas debido al proceso de refinamiento del arroz. A pesar de que más adelante se determinó que no todas las vitaminas contenían aminas, el término en español se mantuvo. Entre 1920 y 1940, se realizaron esfuerzos intensivos para identificar y sintetizar estas sustancias vitales.
La relevancia de las vitaminas en nuestra dieta
Desde su descubrimiento, las vitaminas han sido reconocidas por su importancia esencial para la vida, pero siempre en cantidades adecuadas. En el ámbito de la alimentación y la salud, es fundamental entender que, aunque las vitaminas son cruciales, el principio de que «más es mejor» no se aplica. De hecho, incluso un exceso de agua puede resultar perjudicial. La mayoría de las vitaminas presentan ingestas máximas tolerables, y superarlas puede desencadenar efectos adversos para la salud. A pesar de esto, muchas personas piensan que aumentar su consumo de vitaminas les aportará beneficios, muchas veces impulsados por la desinformación y la promoción de suplementos.
El auge del mercado de la suplementación
El mercado de la suplementación vitamínica es un sector en auge, moviendo cifras millonarias. Por ejemplo, en 2022, Estados Unidos reportó un auge de más de 43,000 millones de euros en este ámbito, una porción significativa se destina a la compra de vitaminas y minerales. Pero, ¿realmente está justificado este gasto? Al analizar las alternativas, se concluye que siempre es preferible obtener las vitaminas a través de una dieta saludable en lugar de recurrir a suplementos.
La complejidad de los alimentos versus los suplementos
Considere que los alimentos no son simplemente una colección de nutrientes, sino un sistema tridimensional complejo donde cientos de moléculas interactúan. Esta diversidad de moléculas, muchas de las cuales aún no se comprenden completamente, influye en la forma en que los alimentos afectan nuestra salud. Por ejemplo, se ha comprobado que consumir alimentos ricos en vitamina C junto con aquellos que contienen hierro mejora la absorción de este mineral. Por ello, es crucial priorizar el consumo de alimentos saludables en lugar de depender de suplementos.
¿Qué dice la ciencia? Evidencias sobre la suplementación
Numerosos estudios han llegado a la conclusión de que la suplementación general de vitaminas no aporta beneficios significativos. Por ejemplo, el informe «Supplemental Vitamins and Minerals for CVD Prevention and Treatment» no encontró ventajas en la ingesta de suplementos de la mayoría de las vitaminas y minerales para prevenir enfermedades cardiovasculares. Solo el ácido fólico mostró alguna relación con efectos preventivos en ciertas condiciones, como el ictus.
De igual manera, el análisis «Vitamin and Mineral Supplements for the Primary Prevention of Cardiovascular Disease and Cancer» reportó que estos suplementos tienen poco o ningún beneficio para prevenir cáncer y enfermedades cardiovasculares. De hecho, se identificó un pequeño beneficio en el uso de multivitamínicos, pero también se observó un incremento en el riesgo de cáncer de pulmón asociado al betacaroteno, un hallazgo que invita al cautela.
El caso particular de la suplementación
Es importante mencionar que, aunque la evidencia científica sugiere que la mayoría de las personas no necesita suplementación de vitaminas, existen situaciones específicas que pueden requerirla. Por ejemplo, las mujeres embarazadas suelen necesitar ácido fólico para evitar complicaciones, una recomendación respaldada por investigaciones que destacan la importancia de este nutriente en su forma activa.
En resumen, el uso de suplementos vitamínicos no es un sustituto de una alimentación equilibrada y rica en frutas y verduras. Para aquellos que tengan dudas sobre su consumo de vitaminas, se aconseja consultar a un dietista-nutricionista. Este profesional puede ayudar a evaluar las necesidades individuales y, en caso de ser necesario, plantear una suplementación adecuada.
En definitiva, para mantener una buena salud, lo ideal es optar por una dieta rica y variada que incluya todos los nutrientes necesarios, en vez de depender de la suplementación.