Actualizado el 23 de diciembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Los alimentos recuperarán en 2025 su IVA habitual ante la moderación de los precios tras la crisis inflacionaria. Así lo ha decidido finalmente el Gobierno, siguiendo la hoja de ruta que inició en octubre para eliminar paulatinamente las rebajas del IVA de los alimentos, confirman fuentes de Hacienda a LA RAZÓN.
Cambios en el IVA de alimentos básicos
Desde el 1 de octubre de 2024, los alimentos básicos que estaban gravados con el IVA al 0% pasarán a un tipo del 2%. Entre estos productos se encuentran la leche, el pan, los huevos, el queso, las frutas, las verduras, las legumbres, los tubérculos, los cereales, las harinas y los aceites de oliva. Este cambio está destinado a ajustar la carga fiscal de productos esenciales para la alimentación de la población.
Por otro lado, el IVA de las pastas alimenticias y los aceites de semillas experimentará un incremento, pasando del 5% al 7,5%. Este ajuste no es aislado, ya que en el ámbito fiscal hay una tendencia a regular los tipos impositivos que afectan a nuestra compra diaria.
A partir del 1 de enero de 2025, los alimentos que actualmente tienen un IVA del 2% recuperarán el tipo habitual del 4% -denominado tipo superreducido-. Por su parte, los productos que έως ahora tenían un IVA del 7,5% volverán al 10% original, que es el tipo reducido aplicable a la alimentación. Sin embargo, hay una excepción importante: el IVA del aceite de oliva se establecerá en un 4% en lugar del 10%, tras su inclusión como alimento superreducido en julio.
Contexto de la subida de precios
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha hecho valer su voz al advertir que el precio de los alimentos sigue siendo un 35,5% más caro que hace tres años. Esta realidad desoladora subraya la necesidad de evaluar la política impositiva aplicada a los alimentos. La OCU argumenta que esta situación justificaría la suspensión de la segunda subida del IVA prevista para enero, recordando que muchas familias aún luchan por equilibrar su presupuesto en un contexto económico complicado.
Además, la OCU ha planteado que tanto la carne como el pescado, que actualmente quedan excluidos de las reducciones impositivas en el IVA, deberían también beneficiarse de un tipo impositivo más reducido. Esta propuesta surge del hecho de que la falta de incentivos fiscales está limitando su consumo, impulsando a las familias hacia alternativas procesadas que son menos saludables.
Implicaciones para los consumidores
La recuperación de los tipos impositivos reflejará un impacto directo en los bolsillos de los consumidores. La subida del IVA puede modificarse y dependerá de la capacidad de las familias para hacer frente a los nuevos precios en un entorno económico ya desgastado por la inflación. Este es un tema que preocupa a muchos, ya que los precios elevados de los alimentos inciden en la calidad de vida y en la salud de la población.
Con respecto a este cambio, es importante que los consumidores estén informados sobre cómo estas modificaciones del IVA afectarán su compra diaria. Por ejemplo, si un hogar de cuatro personas solía gastar alrededor de 200 euros al mes en alimentos básicos, con el incremento del IVA, este gasto podría experimentar un aumento que, aunque parezca leve, representaría una carga adicional en un presupuesto limitado.
El futuro del IVA en alimentos
La decisión final del Gobierno tiene como objetivo paliar la presión que sienten los consumidores, especialmente aquellos que dependen de productos de primera necesidad. Sin embargo, es crucial que se mantenga un equilibrio que no solo promueva la recaudación fiscal, sino que también proteja los intereses y el bienestar de la población.
La consideración de un IVA más reducido para alimentos como la carne y el pescado es un asunto que merece la atención de las autoridades, ya que podría estimular un mayor consumo de estos productos, con implicaciones positivas para la salud pública. La falta de consumo de proteínas de calidad, como el pescado y la carne, a menudo obliga a las familias a optar por alimentos más económicos pero menos nutritivos, lo que repercute negativamente en su bienestar general.
Reflexionando sobre la política fiscal alimentaria
Al mirar hacia el futuro, la situación del IVA en los alimentos debería ser objeto de un análisis continuo y profundo. La estructura fiscal no solo afecta a la economía, sino que tiene implicaciones más amplias en la alimentación y salud de los ciudadanos. ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la recaudación eficiente de impuestos y la promoción de una dieta saludable y accesible? Esa es una pregunta que quedará en el aire mientras se desarrolle esta política fiscal.
En conclusión, el regreso al IVA habitual en los alimentos es un paso que muchos esperan con cautela. La moderación en los precios es un tema crucial, y el seguimiento de las decisiones del Gobierno será fundamental para entender cómo estas políticas impactan en la vida diaria de las familias españolas.