Actualizado el 8 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López
La preocupación por los aditivos en los alimentos ha crecido en la última década, especialmente ante la proliferación de ingredientes que a menudo desconocemos. Muchos de estos aditivos se identifican en el etiquetado de productos con una denominación que comienza por la letra E seguida de un número. Esto genera desconfianza en los consumidores, quienes suelen optar por evitar productos con estos componentes, aunque su uso se regule estrictamente.
Mecanismos de regulación en la Unión Europea
La Unión Europea está atenta al control de sustancias alimenticias, revisando periódicamente las cantidades permitidas de ciertos aditivos. Recientemente, a finales de 2023, la Comisión Europea ha decidido reducir el uso de nitritos y nitratos en la industria alimentaria, marcando un paso importante en la regulación de estos componentes.
El impacto de la nueva normativa en la industria alimentaria
Los fabricantes tienen hasta 2025 para adaptarse a esta nueva normativa, que influye especialmente en la producción de carnes curadas y cocidas. Estos aditivos, que buscan garantizar la higiene y mejorar el sabor y color de los productos, no están exentos de controversia. El cardiólogo Aurelio Rojas ha señalado las implicaciones sanitarias que pueden tener, instando a la población a ser cautelosa.
Los riesgos de los nitritos y nitratos
El Dr. Rojas ha compartido su inquietud a través de estudios sobre productos como la paleta de cebo ibérica, que comúnmente contiene un alto porcentaje de carne. Al examinar la etiqueta, resalta que, aunque la sal es un componente esencial en su curación, otros aditivos como el azúcar, los antioxidantes y conservadores, entre ellos nitratos y nitritos (E-250 y E-252), son también utilizados.
Al respecto, advierte que la combinación de estos conservadores con sal puede facilitar la transformación de nitritos en nitrosaminas. Estas sustancias son consideradas potencialmente cancerígenas y pueden generarse en el sistema digestivo a partir de la interacción entre los nitritos y las proteínas presentes en los embutidos. Rojas lo explica detalladamente y enfatiza la toxicidad elevada de estos componentes.
La opinión de expertos sobre su uso en alimentos
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) destaca que el nitrito de sodio (E-250) y el nitrato de potasio (E-252) plantean riesgos significativos. Además, explican que la formación de nitrosaminas puede producirse no solo durante la digestión, sino también al cocinar estas carnes a altas temperaturas, aunque en menor medida. Esto añade una dimensión preocupante al uso de estos aditivos en la industria alimentaria.
Otros aditivos que despiertan inquietud
Además de los nitratos y nitritos, Rojas sugiere poner atención en otros aditivos, como el glutamato monosódico (E-621), conocido por ser un potente potenciador del sabor y ampliamente utilizado en alimentos ultraprocesados. Este componente ha sido asociado con diversas reacciones adversas en algunas personas, como dolores de cabeza y reacciones alérgicas, lo que ha suscitado también su clasificación como un aditivo «no recomendable» por la OCU.
Por otro lado, también señala los trifosfatos (E-451) y los carragenanos (E-407), que son utilizados para mejorar la textura. Los primeros pueden alterar el equilibrio mineral del organismo, mientras que los segundos han sido vinculados, aunque de manera no concluyente, con el cáncer de colon.
La controversia del azúcar en los alimentos
Finalmente, el Dr. Rojas critica también el uso del azúcar, que se encuentra en una amplia variedad de productos ultraprocesados. Define al azúcar como uno de los principales responsables de enfermedades crónicas en la actualidad y como una de las sustancias más inflamatorias que consumimos. Esto refuerza la necesidad de prestar atención al etiquetado de los productos alimenticios.
Rojas concluye sugiriendo que, al momento de elegir un embutido, es preferible optar por jamones ibéricos que solo contengan sal como único conservante. En un comentario adicional, aclaró que su intención no es demonizar el jamón, sino fomentar un consumo más consciente y saludable.
En definitiva, la regulación de los aditivos en los alimentos es un tema complejo y muy relevante para la salud pública. A medida que los consumidores se vuelven más conscientes de lo que hay en sus alimentos, es importante que se promueva la información clara y accesible para que puedan tomar decisiones informadas sobre su dieta.