Actualizado el 21 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
La creciente preocupación sobre el vínculo entre el consumo de alcohol y el cáncer ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a instar a los países miembros de Europa a etiquetar las bebidas alcohólicas con advertencias sobre este riesgo. La iniciativa sigue la línea de la recomendación del Cirujano General de EE.UU., quien también ha pedido información clara para informar a la población. Este movimiento se ve reflejado en Irlanda, que se convertirá en el segundo país en implementar esta medida a partir de 2026, después de Corea del Sur.
Alcohol y su relación comprobada con el cáncer
De acuerdo con la Agencia Internacional del Cáncer de la OMS (IARC), el alcohol está relacionado con al menos siete tipos de cáncer. Esta relación no es nueva; desde 1988, el alcohol ha sido clasificado en el grupo 1 de carcinógenos, junto al tabaco y la radiación. Investigaciones han demostrado que consumir alcohol incrementa el riesgo de cáncer en la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, y más recientemente, se han agregado los cánceres colorrectales y de mama a esta lista.
El impacto del consumo de alcohol en la salud pública
Las estadísticas son alarmantes: el 4% de los casos de cáncer diagnosticados en el mundo se deben al consumo de alcohol, lo que corresponde a más de 740,000 casos anuales y 401,000 muertes. En Europa, que es el continente donde más se consume alcohol, se registran casi una cuarta parte de estos cánceres. Con un promedio de 8,8 litros de alcohol puro al año por cada adulto, el cáncer se ha convertido en la principal causa de muerte relacionada con el alcohol en esta región.
Una mirada específica a España
España ocupa una posición intermedia en el consumo de alcohol puro por adulto en Europa, con 9,2 litros al año. Sin embargo, se ha observado un aumento preocupante en el consumo entre los años 2010 y 2019, posicionando al país como el quinto con mayor incremento. Además, un informe anterior reveló que el 13% de la población en España consume alcohol a diario, solo superado por Portugal.
Aunque el consumo en España no alcanza los niveles de algunos otros países, la mayoría de las personas consumen bebidas de baja graduación, como cerveza y vino, lo que sugiere un patrón de consumo «ligero». Sin embargo, el riesgo de cáncer asociado a la ingesta de alcohol se encuentra ligado específicamente al etanol, el cual puede convertirse en acetaldehído, un carcinógeno, y afectar procesos biológicos que facilitan el cáncer.
Desmitificando el consumo moderado de alcohol
La creencia de que el consumo moderado de alcohol es más saludable que la abstinencia ha perdurado durante años, basada en estudios que presentan una curva en forma de «J», sugiriendo que un consumo ligero podría ser óptimo para la salud. Sin embargo, investigaciones más recientes han cuestionado este concepto. Tim Stockwell, un experto en el uso de sustancias, ha señalado que muchos de estos estudios no consideran correctamente los sesgos, lo que puede alterar la percepción del riesgo asociado al consumo moderado.
¿Son beneficiosos los bajos niveles de alcohol?
Las revisiones de estudios realizados por expertos como Rachel Visontay, de la Universidad de Sídney, indican que los beneficios del alcohol a niveles bajos son mucho menores de lo que se creía, si es que estos beneficios existen en absoluto. Visontay ha empleado metodologías rigurosas para desglosar los factores que pueden influir en la salud, confirmando que los riesgos de cáncer son relevantes independientemente del tipo de bebida, ya sea cerveza, vino o licores.
Adicionalmente, la salud cardiovascular no mejora significativamente con el consumo de alcohol. Los supuestos beneficios que el vino podría aportar, debido a su contenido de polifenoles como el resveratrol, son considerados irrelevantes en comparación con los posibles daños del alcohol. Este último, en cualquier cantidad, incrementa el riesgo de múltiples enfermedades, incluida la mortalidad.
El riesgo específico para las mujeres
El riesgo que representa el alcohol es aún más crítico en el caso de las mujeres, especialmente en relación al cáncer de mama. La epidemióloga Marina Pollán ha investigado cómo el consumo de alcohol afecta a este grupo y ha encontrado que las mujeres que comienzan a beber desde temprana edad tienen un mayor riesgo a lo largo de su vida. Esto se debe a que la adolescencia es un periodo crucial para el desarrollo del tejido mamario, lo que hace que las células sean más susceptibles a carcinógenos.
Pollán ha destacado que, a pesar de la idea de que el consumo moderado es inocuo, no hay evidencias claras que apoyen esta afirmación. En estudios amplios y metaanálisis, los datos sugieren que incluso el consumo leve de alcohol puede ser perjudicial para la salud de las mujeres.
Presionar por un cambio
Dadas las implicaciones sociales y de salud pública, la insistencia por un etiquetado claro de las bebidas alcohólicas es fundamental. Stockwell, quien también colabora con la OMS, ha expresado su preocupación sobre la influencia de la industria del alcohol en la investigación y la percepción pública de los riesgos asociados. La falta de un etiquetado obligatorio refleja la poderosa presión política de esta industria, que pone los beneficios económicos por encima de la salud pública.
En conclusión, la evidencia sobre los riesgos del consumo de alcohol es abrumadora, y es imperativo que la información llegue a todas las personas para fomentar decisiones informadas sobre su salud. La prevención comienza con el conocimiento, y es esencial desmitificar creencias erróneas sobre el «consumo moderado».