Actualizado el 27 de noviembre de 2024 por Carlos José Belmonte López
Desde la llegada del otoño, cuando comienza la recolección, hasta finales de invierno, la castaña es uno de los frutos secos más consumidos en los países mediterráneos, incluso superando a las almendras en popularidad. En España, se recolectaron aproximadamente 100,000 toneladas en 2022, destacando las comunidades autónomas de Galicia, Castilla y León y Andalucía como las principales productoras.
Una delicia muy nutritiva
Cuando bajan las temperaturas, los castaños (Castanea sativa) alcanzan su periodo de máxima maduración en el sur de Europa y Asia. En contraposición a la tradición de consumir dulces típicos o vino caliente en países centroeuropeos y balcánicos durante las festividades, en las ciudades mediterráneas es habitual pasear ese aire característico que emana de los puestos callejeros de castañas asadas, aunque estas también pueden ser consumidas cocidas.
Los métodos de preparación de las castañas no solo afectan sus propiedades sensoriales, sino que también mejoran los nutrientes biodisponibles y su vida útil. A pesar de no contener aceites esenciales, la castaña destaca por su composición rica en hidratos de carbono, ácidos grasos, proteínas, fibra y vitaminas.
Beneficios para la salud
Actualmente, el valor económico de la castaña está en ascenso, no solo por sus virtudes nutricionales, sino también por los beneficios para la salud que ofrece. Estudios recientes han demostrado que los subproductos de esta joya otoñal poseen un buen perfil de compuestos bioactivos, que exhiben propiedades antioxidantes, antidiabéticas, anticarcinogénicas, antimicrobianas y cardioprotectoras.
Entre los compuestos beneficiosos se incluyen los ácidos orgánicos y polifenoles, como el ácido gálico y el elágico, además de taninos hidrolizables y condensados. También son una fuente rica de vitaminas B, C y E, que contribuyen a prevenir enfermedades neurodegenerativas y ofrecen un efecto antienvejecimiento.
Por otro lado, las castañas son un alimento apto para personas celíacas, dado que no contienen gluten, lo cual mejora la respuesta del sistema inmunológico a las proteínas. Asimismo, se ha observado que este fruto ejerce un efecto prebiótico, ayudando a las bacterias lactobacilos a sobrevivir al paso por el estómago, mientras que su fibra facilita una mejor tolerancia al jugo biliar.
Todo se aprovecha
Las castañas son sometidas a un proceso para convertirlas en harina, aceites y otros alimentos. Este proceso implica tres etapas: calibrado, eliminación de las cáscaras externas a altas temperaturas y pelado de las cáscaras internas con vapor de agua y procedimientos mecánicos. Sin embargo, durante este proceso se genera una notable cantidad de residuos, como la cáscara interna, la cáscara externa y las hojas.
Estos residuos agroindustriales tienen una utilidad potencial en otras industrias, como la farmacéutica, alimentaria, cosmética o nutracéutica. En el ámbito nutracéutico, pueden ser utilizados como ingredientes en formulaciones para tratar enfermedades de la piel producidas por desequilibrios celulares.
Además, la castaña podría tener aplicaciones en la industria textil, específicamente en el tratamiento del cuero y en la fabricación de adhesivos. Estas aplicaciones no solo podrían incrementar los beneficios económicos, sino también reducir la contaminación y mejorar la sostenibilidad social, económica y ambiental.
Precauciones y consideraciones
Es importante no confundir el castaño (Castanea sativa) con el castaño de indias (Aesculus hippocastanum), que aunque ambos producen frutos llamados castañas, el segundo es típico de los Balcanes, genera frutos no comestibles que pueden causar malestar digestivo.
Mientras el castaño de indias contiene principios activos con propiedades antiinflamatorias y venotónicas utilizados en el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica, la castaña genuina presenta una versatilidad que la convierte en un componente atractivo en la dieta, así como en numerosas industrias.
En conclusión
La castaña se presenta como un fruto seco muy versátil, repleto de sustancias con propiedades terapéuticas y convirtiéndose en un recurso sumamente valioso para distintas industrias. A pesar de sus múltiples beneficios, es recomendable consumirla con moderación, ya que se requiere más investigación para entender completamente su potencial valor nutricional.
* Guillermo Cásedas López es associate professor en la Universidad San Jorge.
** Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.