Soy investigadora en nutrición y el aceite de oliva es la clave para una dieta saludable y longeva

Actualizado el 27 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López

El impacto de la dieta mediterránea en la salud y longevidad

Si el estudio PREDIMED ha impulsado el prestigio académico de la dieta mediterránea por todo el mundo, Marta Guasch-Ferré es una de sus principales abanderadas. Tras doctorarse en Nutrición y Metabolismo por las Universidades Rovira i Virgili y la de Barcelona, realizó una estancia posdoctoral en el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, donde ahora es Investigadora Sénior. En paralelo, es profesora asociada en el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Copenhague en Dinamarca.

Guasch-Ferré es una de las firmantes del estudio publicado en Nature Medicine sobre la relación entre la dieta y el envejecimiento saludable. Este trabajo se ha considerado uno de los más importantes hasta la fecha, ya que ha contado con datos de 30 años de participantes en estudios de cohorte en EEUU. Los resultados indican que ocho patrones alimentarios, que incluyen la dieta MIND y la dieta DASH, pero también la mediterránea, se asocian con un aumento de hasta un 86% en las probabilidades de alcanzar los 70 años con buena salud.

La flexibilidad en la alimentación y sus consecuencias

¿Podemos considerar que el estudio ofrece una ‘buena’ noticia -que no todos deben comer lo mismo para estar sanos- y una ‘mala’ noticia: que es esencial reducir el consumo de alimentos populares como la carne?

Sí, así es. Es fundamental recalcar que no existe una sola dieta que prevenga el envejecimiento. En la población de EEUU, observamos que la dieta AHEI (Índice Alternativo de Alimentación Saludable) se relaciona con mayores oportunidades de vivir muchos años. Sin embargo, en el ámbito español, hemos constatado que es la dieta mediterránea la que se asocia con una mayor longevidad.

Todos los enfoques sobre dietas para la longevidad persiguen objetivos similares: regular la tensión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar en sangre.

Absolutamente. La parte más novedosa de nuestro estudio incluye el papel de los alimentos procesados. Aunque los nutricionistas a menudo tengan discrepancias, hay coincidencias en aspectos clave: aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres, y eliminar las bebidas azucaradas.

El papel del alcohol y el aceite de oliva en la dieta

Una de las controversias es respecto al vino. ¿Es perjudicial que alguien que ha consumido alcohol moderadamente decida dejarlo?

Totalmente de acuerdo con la opinión del epidemiólogo Miguel Ángel Martínez, con quien trabajé en el estudio PREDIMED. El consumo de alcohol puede ser problemático en jóvenes y adolescentes, donde se asocia con un aumento en las tasas de suicidio y cáncer de mama en mujeres menores de 50 años. Dado que no alcanzamos un consumo cero en las nuevas generaciones, sería prudente disminuirlo considerablemente.

¿Es el aceite de oliva el verdadero diferenciador de una dieta saludable? ¿No apreciamos lo suficiente tener esta excelente grasa alimentaria disponible en España?

Completamente. Esto ha sido un enfoque de mi investigación durante años. En mi tesis para el estudio PREDIMED, me concentré en el impacto del aceite de oliva en la salud cardiovascular y la mortalidad. Los estudios han demostrado que el aceite de oliva es superior a otros aceites vegetales, gracias a su elevado contenido en grasas insaturadas y compuestos bioactivos. Debe seguir siendo la principal fuente de grasas en la dieta mediterránea, y otros países deberían incorporarlo, o al menos sustituir grasas animales por vegetales.

La relevancia de hábitos alimentarios saludables

Un ejemplo de esta falta de familiaridad es un artículo reciente de The New York Times que mencionaba la idea de añadir aceite de oliva al café.

Me parecen fascinantes las diferencias culturales en las dietas de los distintos países y cómo podemos adaptarnos. Vine a estudiar la dieta mediterránea a Dinamarca, donde no es lo habitual. Su pan negro y su aceite vegetal son muy diferentes. Esto nos lleva también a reflexionar sobre la sostenibilidad de la dieta, que debe ser beneficiosa tanto para las personas como para el planeta. Quizás el aceite de oliva no sea cultivable en Dinamarca, y es posible que en España no necesitemos consumir aguacate.

La búsqueda de alternativas y un enfoque en la salud pública

Cuando necesitamos alternativas debido al costo, ¿qué seguiría después del aceite de oliva? ¿Podría ser el aceite de girasol alto en oleico?

Cuando publicamos nuestro estudio en el Journal of American College of Cardiology, el aceite de oliva mostró los mejores resultados en comparación con otros aceites vegetales. Si bien el aceite de girasol es mejor que las mayonesas y mantequillas, es necesario que los mensajes sean claros y accesibles. Esto es parte de la razón por la que realizamos estudios centrados en dietas sostenibles a largo plazo. La dieta mediterránea no solo es saludable, sino también agradable al paladar. Además, el aceite de oliva soporta altas temperaturas, lo que es ventajoso al reutilizarlo para freír, manteniendo sus cualidades.

A pesar de estas ventajas, la dieta mediterránea está cediendo terreno ante la ‘dieta occidental’, rica en azúcares, grasas y sal.

Es cierto, y muchos intentamos seguir dietas más saludables, a menudo incorporando productos importados, en detrimento de nuestra dieta tradicional. Los ‘poké bowls’ y los ‘superfoods’ están de moda, cuando en realidad podríamos simplemente volver a los principios de la dieta mediterránea. Es claro que la dieta tiene beneficios, pero no es el único factor en el envejecimiento saludable. Intervienen otros aspectos, como factores genéticos y el acceso a la atención médica.

¿Hay un cambio de paradigma en la percepción del envejecimiento?

Sí, lo que estudiamos es la probabilidad de llegar a los 75 años sin enfermedades crónicas, manteniendo buena salud mental y capacidad física. Evaluamos si los participantes podían realizar actividades cotidianas, lo cual es crucial en edades avanzadas. No podemos ignorar la importancia del ejercicio físico y de mantener una vida social activa, elementos que son esenciales tanto a nivel personal como en políticas de salud pública.

La relación entre fármacos y salud a largo plazo

¿Cómo evalúa la revolución de los fármacos antiobesidad, como Ozempic, en relación con la longevidad?

Trabajo en la Universidad de Copenhague, donde colaboro con los creadores de Ozempic. La obesidad es una enfermedad compleja que ha sido estigmatizada. No todos los individuos logran perder peso solo con dieta y ejercicio. Así como tomamos medicamentos para el colesterol y la presión arterial, utilizar medicamentos para prevenir las comorbilidades asociadas a la obesidad es una buena estrategia, aunque el acceso a estos tratamientos plantea cuestiones económicas. La investigación busca combinar fármacos GLP-1 con cambios dietéticos y ejercicio, lo que podría llevar a un enfoque de medicina de precisión.

Un estudio de la Universidad de Chicago advirtió que la longevidad podría estar tocando techo. ¿Vemos realmente la posibilidad de personas que lleguen a los 125 años?

La pregunta que surge es: ¿es verdaderamente necesario vivir hasta los 125? Lo que queremos es vivir de calidad. Es cierto que hay ejemplos de personas que gozan de buena salud hasta los 120, pero también hay muchas que pasan años en condiciones difíciles. Aunque hemos avanzados en tratamientos médicos, factores como la inversión en salud y la calidad de vida son fundamentales. La esperanza de vida varía según el lugar de nacimiento, lo que también debe considerarse.

Decisiones para mejorar nuestra dieta hoy mismo

Un claro ejemplo de longevidad saludable es María Branyas, quien incorporaba un yogur diario en su dieta y tenía una microbiota excelente.

No hay una receta mágica para la longevidad. También pienso en el abuelo de mi marido, quien consumía una cucharada de aceite de oliva diaria y vivió más de 90 años, haciendo ejercicio diariamente. La salud es resultado de múltiples factores: genética, biografía y contexto social.

¿Cuáles son las áreas prioritarias en las que podríamos enfocarnos para mejorar nuestra dieta en España?

Algo que no sería complicado de implementar y que se alinea con la dieta mediterránea es aumentar el consumo de proteínas vegetales, como las legumbres, y sustituir las carnes procesadas. También es fundamental reducir los carbohidratos refinados, como el pan blanco, optando por variedades integrales. Aunque los refrescos han aumentado, este no es el problema más crítico en España en este momento.

Se han popularizado los refrescos ‘cero calorías’, pero estos edulcorantes pueden tener efectos dañinos a largo plazo.

Sin duda. Un estudio reciente estableció que las sodas ‘cero calorías’ se relacionan con un mayor riesgo de diabetes. Investigamos si la actividad física podía mitigar estos efectos y hallamos que el impacto era mínimo: independientemente del ejercicio, el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares aumenta tanto con refrescos azucarados como con los ‘cero’.

German Fuertes Oterohttps://www.google.com/search?kgmid=/g/11p5t5jsss
CEO en PharmaSalud.net. Licenciado en medicina por la Stanford Medicine: Stanford, California, US, Máster en University of Cambridge: Cambridge, Cambridgeshire, GB y University of Oxford: Oxford, Oxfordshire, GB. Doctorado en Harvard University Harvard Catalyst: Cambridge, MA, US

Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios y la información contenida en PharmaSalud esté redactada por profesionales en medicina, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.

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