Actualizado el 10 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López
Una investigación llevada a cabo por la Universidad del Sur de Australia (UniSA) ha destacado la importante conexión entre la dieta y el dolor crónico. Adoptar una alimentación saludable no solo beneficia la salud en general, sino que también puede ayudar a reducir la gravedad del dolor crónico en las personas, independientemente de su índice de masa corporal.
Alimentos y su impacto en el dolor
Los resultados del estudio, publicados en la revista Nutrition Research, indican que un mayor consumo de verduras, frutas, cereales, carnes magras y productos lácteos se relaciona con una disminución del dolor, especialmente en mujeres y personas con sobrepeso, quienes presentan las tasas más altas de dolor crónico. Esto se convierte en una información crucial, dado que el dolor crónico afecta a aproximadamente el 30 por ciento de la población.
La dieta occidental y sus consecuencias
En este contexto, es relevante mencionar que una dieta occidental típica, rica en grasas, puede incrementar el riesgo de padecer trastornos dolorosos en personas con afecciones como diabetes u obesidad. Un estudio del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, publicado en Nature Metabolism, reveló que estas dietas presentan altos niveles de grasas poliinsaturadas omega-6, lo que constituye un factor de riesgo significativo para el dolor inflamatorio y neuropático.
Propiedades de los alimentos saludables
Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de los alimentos más saludables pueden ser los responsables de esta reducción del dolor crónico. Sin embargo, la investigadora de doctorado de UniSA, Sue Ward, señala que todavía se desconoce si una dieta de menor calidad genera más dolor o si, en cambio, el dolor provoca que se opte por una alimentación menos saludable. Estas incógnitas abren la puerta a futuras investigaciones sobre la relación entre dieta y salud.
Opciones alimenticias a considerar
El estudio también sugiere que la reversión de una dieta poco saludable, mediante la reducción de los ácidos grasos omega-6 y el aumento de los omega-3, puede ser beneficioso en el control del dolor. Los alimentos poco saludables, que comúnmente contienen altos niveles de omega-6, incluyen aperitivos procesados, comida rápida, pasteles y carnes grasas. En contraste, los omega-3 se encuentran en el pescado, la linaza y las nueces, y son conocidos por sus beneficios para la salud.
Una alternativa accesible para el dolor crónico
El dolor crónico puede ser debilitante y, aunque hay tratamientos disponibles, muchas personas no acceden a ellos. Los investigadores enfatizan que adoptar hábitos alimenticios saludables representa una «forma fácil y accesible» de que los pacientes manejen y controlen su dolor.
«Todo el mundo sabe que comer bien es bueno para la salud y el bienestar, pero saber que unos cambios sencillos en la dieta pueden aliviar el dolor crónico puede cambiar la vida», comenta Sue Ward. Esta afirmación subraya la importancia de la conciencia sobre cómo la alimentación puede influir en nuestra salud y bienestar.
Datos recientes sobre la relación entre dieta y dolor
Los estudios realizados también han demostrado una asociación entre los niveles de lípidos omega-6 en la piel de pacientes con dolor neuropático diabético tipo 2 y el dolor reportado por ellos, así como su necesidad de medicamentos analgésicos. Estos hallazgos resaltan la relevancia de mantener una dieta equilibrada para mitigar condiciones dolorosas.
Además, es notable que las tasas de dolor crónico son comparativamente más altas en ciertos grupos, como las mujeres y las personas con sobrepeso, lo que brinda la oportunidad de enfocar estrategias dietéticas específicas para mejorar su calidad de vida.
En resumen, incorporar alimentos nutritivos en la dieta podría ser una estrategia valiosa para quienes sufren de dolor crónico. A medida que la investigación avanza, es fundamental que las personas conozcan el potencial positivo de una alimentación balanceada, no solo para su bienestar general sino también para el manejo del dolor crónico.