Actualizado el 14 de enero de 2025 por Carlos José Belmonte López
Un nutricionista llamado Miodrag Borges ha llamado la atención de miles de consumidores con su respuesta a una pregunta común: «¿Qué haces cuando tienes un yogur caducado?». En una entrevista en el popular podcast ‘Tiene Sentido’, Borges ha desmontado mitos sobre las fechas de los productos lácteos, ofreciendo consejos prácticos que podrían cambiar la percepción de muchos sobre el desperdicio alimentario.
La diferencia entre caducidad y consumo preferente
En su intervención, Borges aclara un aspecto que suele generar confusión: «El yogur no caduca, ya por ley. Hay fecha de consumo preferente, que no de caducidad». Este matiz es crucial, ya que el etiquetado con consumo preferente implica que el producto puede perder propiedades organolépticas, como sabor o textura, pero no necesariamente significa que sea inseguro para el consumo. Por el contrario, la caducidad está directamente relacionada con la seguridad alimentaria.
Borges destaca que «si un yogur está malo, por lo que sea, porque ha habido un problema de fabricación o envasado, ese problema no tiene nada que ver con la fecha». Por ejemplo, la presencia de moho en un yogur puede ocurrir incluso dentro del plazo indicado si hubo fallos en su proceso de conservación. Esto es una advertencia para los consumidores: no siempre hay que confiar ciegamente en las fechas de etiquetado.
Alertas para el consumidor
El técnico en Dietética comparte su propio enfoque como consumidor: «Me genera un poco de ansiedad que las cosas se me pongan malas, así que intento que un yogur no pase seis meses sin consumirlo», explica. No obstante, añade que, en la mayoría de los casos, consumir un yogur pasada la fecha de consumo preferente no supone un grave riesgo.
Borges detalla señales que sí deberían alertar al consumidor: una tapa hinchada o la presencia de moho. Estas condiciones indican actividad bacteriana indeseada y justifican desechar el producto por precaución. Sin embargo, si el yogur parece, huele y sabe bien, no hay motivo para preocuparse. Esta práctica es fundamental para evitar el desperdicio innecesario.
Impacto del desperdicio alimentario
La intención del nutricionista es reflexionar sobre el impacto del desperdicio alimentario. Muchas personas descartan productos que aún son aptos para el consumo debido a una interpretación errónea de las fechas de etiquetado. Al comprender la diferencia entre caducidad y consumo preferente, los consumidores pueden evitar desechar alimentos en buen estado y contribuir a la sostenibilidad de los recursos.
La preocupación por el desperdicio alimentario se ha vuelto cada vez más relevante en nuestra sociedad. Cada año, millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura, mientras que muchas personas en el mundo sufren de hambre. Adoptar un enfoque más informado sobre lo que consumimos puede tener un impacto significativo en la reducción de este problema. Entonces, ¿por qué no evaluar más conscientemente lo que se encuentra en nuestra nevera?
Uso del sentido común al consumir productos lácteos
El mensaje final de Borges es claro: más allá de las etiquetas, el sentido común es fundamental al evaluar si un producto es apto para el consumo. Si un yogur está en buen estado y no muestra señales de deterioro evidente, probablemente no haya razones para desperdiciarlo.
Por lo tanto, la próxima vez que te enfrentes a un yogur cuya fecha de consumo preferente haya pasado, piénsalo dos veces. ¿El aspecto es bueno? ¿Huele bien? ¿Su sabor sigue siendo agradable? Si la respuesta es sí, es muy probable que puedas disfrutar de él sin preocupaciones.
Conclusión: Prácticas responsables para un consumo consciente
Es evidente que en cuestiones de alimentos, la educación juega un papel esencial. Comprender las diferencias entre las fechas de consumo y la importancia del aspecto del producto puede ayudarnos no solo a hacer elecciones más seguras, sino también a contribuir a la lucha contra el desperdicio alimentario. A medida que avancemos hacia un consumo más sostenible y responsable, el conocimiento y la concienciación se volverán herramientas valiosas en nuestras decisiones diarias.
En resumen, Miodrag Borges invita a los consumidores a abordar el tema del yogur caducado con una mirada más informada y menos ansiosa. Al considerar las condiciones de los productos en lugar de ceñirse estrictamente a las fechas de etiquetado, podemos ser parte activa en un cambio necesario hacia un futuro menos desperdiciado y más consciente.