Actualizado el 23 de octubre de 2022 por Carlos José Belmonte López
Una persona puede perder interés en las actividades normales de la vida cotidiana, sentirse desesperanzado, volverse improductivo y tener baja autoestima. Estos sentimientos que perduran en el tiempo afectan en gran medida las relaciones personales y el desempeño laboral.
Este trastorno depresivo persistente, que se conoce como distimia, hace que a una persona le resulte difícil sentirse optimista incluso en ocasiones felices. Al mismo tiempo, convierte a quien la padece en un ser pesimista. Aunque no es tan grave como la depresión mayor, es complicado convivir con él.
La naturaleza de la distimia puede llevar a muchas personas que tienen problemas emocionales a preguntarse si lo padecen, cómo distinguirlo de otras enfermedades de esta índole y más importante aún cómo tratarlo. Este artículo está consagrado a aclarar estos asuntos.
¿Qué es la distimia?
La distimia es un trastorno depresivo persistente que cursa con características similares a la depresión mayor, aunque menos intensas. Hay que saber que hay diferencia entre distimia y depresión.
La distimia se trata de un tipo de depresión leve, crónica, continua y persistente. A pesar de tener síntomas menos severos que la depresión, suelen ser mucho más persistentes y prolongarse en el tiempo hasta volverse crónicos. Puede tener una duración superior a dos años en adultos y un año en menores.
Este trastorno disminuye la serotonina, y presenta una serie de síntomas somáticos como pérdida de peso, perder el interés en las actividades diarias y alteraciones en las funciones sociales. Los pacientes con esta enfermedad suelen experimentar altos y bajos dentro de un estado melancólico y apático generalizado.
Síntomas de la distimia
Los síntomas de la distimia, normalmente, aparecen y desaparecen durante años, y su intensidad varía con el tiempo. Además, pueden presentarse episodios de depresión mayor de manera simultánea, generando lo que muchos llaman depresión doble.
Los síntomas del trastorno depresivo persistente pueden incluir esto:
- Melancolía y tristeza constante
- Cansancio y baja actividad
- Sueño alterado
- Afectación de concentración y memoria
- Baja autoestima y poca interacción social
- Irritabilidad o enojo excesivo
- Sentimientos de culpa y preocupaciones por el pasado
- Falta de apetito o comer en exceso
- No disfrutar de los momentos de felicidad
- Ser pesimista o negativo y quejarse todo el tiempo
Causas de la distimia
Aunque no se sabe a ciencia cierta la causa específica de este trastorno, al igual que la depresión mayor, puede deberse a varios factores, entre ellos riesgos bioquímicos, genéticos, psicológicos y ambientales, tal como se especifica a continuación:
- Diferencias biológicas. Las personas con trastorno depresivo persistente pueden tener modificaciones físicas en el cerebro, si bien es incierto aún cómo influyen en este trastorno.
- Procesos químicos del cerebro. Los neurotransmisores son sustancias naturales del cerebro. Algunos estudios acerca de los cambios en la función y el efecto de estos neurotransmisores, y cómo interactúan con los neurocircuitos que se encargan de mantener la estabilidad del estado de ánimo, pueden jugar un papel esencial en la depresión y su tratamiento.
- Factores genéticos. La distimia parece ser más frecuente en personas con antecedentes familiares de este trastorno. Aún la ciencia médica intenta encontrar los genes que causan la depresión.
- Experiencias traumáticas de la vida. Los sucesos trágicos como la pérdida de un ser querido, los problemas económicos o un nivel alto de estrés puede ser el detonante de la distimia.
¿A quiénes afecta la distimia?
Se ha descubierto que la distimia no afecta a todas las personas por igual. En sentido general, afecta a personas con herencia genética que la hacen propensa a padecer este trastorno, también a los que están sometidas a situaciones de gran ansiedad emocional.
Ciertas estadísticas afirman que afecta a un 2% de la población y se presenta con más frecuencia en las mujeres que en los hombres. Por tanto, no todas las personas tienen las mismas posibilidades de desarrollar distimia.
Pruebas médicas para la distimia
La prueba que permite diagnosticar la distimia es una evaluación psicológica, principalmente. En primer lugar es importante que el paciente explique su situación a un médico, puede ser un psicólogo o psiquiatra.
El diagnóstico de la distimia implica la combinación de tres tipos de test que ayudan a hacer un diagnóstico diferencial:
- Pruebas psicológicas. Con la finalidad de determinar los comportamientos y síntomas concretos de este trastorno y a la vez descartar otros trastornos que afectan al estado de ánimo. Para poder diagnosticar un caso, se debe experimentar al menos dos síntomas por espacio de dos años en el caso de los adultos y uno en el de los menores.
- Pruebas físicas. Esto para asegurarse de la condición de salud física, en vista de que hay patologías que pueden generar síntomas similares a la distimia.
- Análisis de sangre. Se efectúan para descartar afecciones con sintomatología similar, como los problemas de tiroides o deficiencias de vitaminas.
Tratamientos para la distimia
En primer término, deben estudiarse las causas de base que pueden originar la distimia. A este respecto, han demostrado eficacia la terapia cognitivo-conductual y la psicoterapia.
El psicólogo o psiquiatra debe averiguar qué le afecta al paciente, para estudiarlo y establecer el mejor tratamiento en cada caso.
La distimia se puede curar, no solo con fármacos como los antidepresivos, también involucra la voluntad del paciente, quien debe empezar a cuidarse, a preocuparse por sí mismo, aceptar que padece este trastorno para empezar a transitar el cambio que lo lleve a recuperar el optimismo.
Los antidepresivos utilizados con más frecuencia para tratar el trastorno depresivo persistente son:
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
- Antidepresivos tricíclicos.
- Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina.
Prevención de la distimia
Siendo honestos, no hay una manera milagrosa de evitar el trastorno depresivo persistente. Sin embargo, algunas de las estrategias que pueden ayudar a controlar los síntomas son estas:
- Tomar medidas para controlar el estrés, aumentar tu resiliencia y la autoestima.
- Buscar el apoyo de familiares y amigos, especialmente en momentos difíciles.
- Procurarse un buen tratamiento ante la primera señal de problemas emocionales.
- No descartar la posibilidad de disponer de un tratamiento a largo plazo, para evitar recaídas.
Hay que concederle mucha importancia a la salud mental. Aunque resulte difícil hay que buscar ayuda profesional y tratar la distimia, para recobrar la alegría y el disfrute de los momentos que hacen de la vida una experiencia única y maravillosa.