Actualizado el 23 de octubre de 2022 por Carlos José Belmonte López
De acuerdo a estadísticas del Instituto Nacional de Cáncer en los Estados Unidos, se estima que hay cerca de 20 casos de linfoma no Hodgkin por cada 100.000 personas dentro de la población estadounidense.
El linfoma es un cáncer que se desarrolla en las células blancas del sistema linfático. Los linfomas difieren en la forma de comportamiento, la propagación y la respuesta al tratamiento.
Como parte de una estrategia personal de salud, conviene conocer en qué consiste esta peligrosa enfermedad, cuáles son sus síntomas y la forma de tratarla. Por eso, en este artículo conoceremos más de cerca el cáncer linfático.
¿Qué es un linfoma?
El sistema linfático está compuesto por una red de pequeños canales parecidos a los vasos sanguíneos que hacen circular un líquido, conocido como linfa, los nódulos linfáticos, llamados ganglios, la médula ósea, y varios órganos entre ellos el bazo, todos compuestos por linfocitos.
Un linfoma es un cáncer del tejido linfático. Es caracterizado por la formación de tumores sólidos en el sistema inmunitario y afecta a unas células inmunes llamadas linfocitos, que son un tipo de glóbulo blanco.
Como el sistema linfático comprende las glándulas linfáticas, el bazo, el timo y la médula ósea, este cáncer puede afectar todas esas zonas, así como otros órganos del cuerpo.
Tipos de linfomas
El cáncer del sistema linfático se clasifica por el tipo de células inmunes afectadas. El tipo de linfoma se determina examinando algunas de las células cancerosas bajo un microscopio.
Los principales tipos de linfomas son:
- Linfoma de Hodgkin. Cuando está presente una célula anormal llamada célula de Reed-Sternberg el linfoma se clasifica como Hodgkin. Existen varios subtipos del linfoma de Hodgkin, los cuales han sido clasificados por las diferencias observadas bajo el lente del microscopio. Este es el menos frecuente.
- Linfoma no Hodgkin. En este cáncer las células B y células T resultan afectadas, dichas células son tipos de linfocitos que desempeñan papeles especiales en el sistema inmunológico. Este tipo de cáncer más común puede ser de alto o bajo grado.
Causas de los linfomas
El cáncer forma parte de un grupo de más de 100 enfermedades que comienzan con el crecimiento de células anormales. En lugar de morir en el ciclo de vida normal, las células cancerosas continúan dividiéndose en nuevas células anormales y crecen fuera de control.
Con relación a los linfomas, los médicos no conocen con seguridad las causas que los originan. No obstante, todo comienza cuando un glóbulo blanco, llamado linfocito, sufre una mutación genética. Producto de esto la célula defectuosa se multiplica de forma acelerada.
Como resultado, se producen demasiados linfocitos enfermos e ineficaces en los nódulos linfáticos y los ganglios linfáticos, el bazo y el hígado se hinchan.
Factores de riesgo que aumentan el riesgo de padecer linfomas
Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecerlo están los siguientes:
- Edad. Algunos tipos afectan a adultos jóvenes, mientras que otros aparecen con mayor frecuencia en personas mayores de 55 años.
- Ser del sexo masculino. Los hombres tienen más probabilidades de desarrollarlo que las mujeres.
- Tener un sistema inmunitario débil. Es más común en personas con enfermedades del sistema inmunitario o que toman medicamentos que inhiben este sistema.
- Contraer determinadas infecciones. Algunas infecciones potencian el riesgo de padecer linfoma, tales como el virus de Epstein-Barr y la infección por Helicobacter pylori.
Síntomas del linfoma
Los síntomas del linfoma pueden incluir:
- Hinchazón de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas o la ingle.
- Fiebre.
- Sudores nocturnos.
- Dificultades respiratorias.
- Pérdida de peso sin razón aparente.
- Fatiga persistente.
- Picazón en la piel
- Dolor en el abdomen, el pecho o los huesos.
- Sensación de estar lleno después de comer poco alimento.
¿De qué formas se diagnostica y evalúa el linfoma?
Un profesional de la salud indaga acerca de la historia clínica y los síntomas del paciente, y le hará un examen físico. También puede ordenar una o más de las siguientes pruebas:
- Análisis de sangre. Factores como el número de glóbulos blancos, plaquetas y glóbulos rojos pueden disminuir cuando el linfoma afecta la médula ósea.
- Biopsia de los ganglios linfáticos. En este procedimiento se extirpa quirúrgicamente una parte o todo un ganglio linfático, para determinar si hay presencia de células del linfoma.
- Radiografía del tórax. Se hace con la finalidad de buscar ganglios linfáticos agrandados.
- Aspiración y biopsia de la médula ósea. Este es un procedimiento quirúrgico en el que se inserta una aguja delgada y hueca en el hueso de la cadera con el fin de extraer una pequeña cantidad de médula ósea líquida para que pueda ser analizada bajo el microscopio.
- Ultrasonido abdominal. Se puede utilizar para examinar los ganglios linfáticos agrandados, especialmente en el abdomen. Con él se toman imágenes de los órganos abdominales y los riñones, los cuales pueden verse afectados por los ganglios linfáticos agrandados.
¿Qué tratamientos se aplican para el linfoma?
Las opciones de tratamiento se basan en el tipo y estado del linfoma, la edad y salud del paciente. Cuando se requiere un tratamiento, los médicos optan por uno o más de los siguientes tratamientos:
- Quimioterapia. Es utilizada sola o en combinación con la radioterapia. Implica el uso de medicamentos destructores del cáncer que se administran por vía oral o por inyección.
- Radioterapia. Utiliza radiación de alta energía para reducir el tamaño de los tumores y matar las células cancerosas.
- Profilaxis del SNC. Se inyectan agentes quimioterapéuticos dentro de la columna vertebral a través de una punción lumbar. Esto es una alternativa para tratar ciertos tipos de linfoma no-Hodgkin que se han diseminado al cerebro o que presentan alto riesgo de diseminación.
- Trasplante de células madre. Con este tratamiento la médula ósea enferma es reemplazada con las células madre sanas del propio paciente o con las células madre de un donante, con el fin de ayudar a producir una médula ósea nueva.
- Terapia con anticuerpos monoclonales. Es un tratamiento que involucra el uso de moléculas producidas en el laboratorio que están diseñadas para reconocer y unirse a la superficie de las células cancerosas. Actúan en forma similar a los anticuerpos del organismo, que atacan sustancias extrañas tales como las bacterias y los virus.
El linfoma o cáncer del sistema linfático puede derrotarse si se trata a tiempo.