Actualizado el 4 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
La duloxetina, un medicamento antidepresivo conocido comercialmente como Cymbalta y Xeristar, está diseñado para tratar trastornos del estado de ánimo y el dolor neuropático. Este fármaco actúa mediante la estimulación de la transmisión nerviosa, aumentando la disponibilidad de dos neurotransmisores clave: la serotonina y la noradrenalina. Según Eduardo Ramírez, farmacéutico del área de Divulgación Científica del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), esta interacción es fundamental para regular el estado de ánimo y la respuesta al estrés, lo cual está directamente relacionado con la ansiedad.
Cómo se administra este fármaco
La duloxetina está sujeta a prescripción médica. Es necesario presentar siempre una receta médica al adquirir el medicamento en la farmacia. Viene en forma de cápsulas o comprimidos en distintas dosis, que van desde 30 miligramos hasta 120 miligramos, siendo esta última la dosis más alta que se puede administrar. La dosis específica dependerá de la condición para la que se recete el medicamento.
Para la ansiedad generalizada, el tratamiento comienza típicamente con 30 mg al día. Si los síntomas no se controlan adecuadamente, el médico puede aumentar la dosis hasta un máximo de 120 mg. En el caso de los trastornos depresivos, la dosis más común es de 60 mg una vez al día, aunque también puede ser ajustada en función de la respuesta del paciente. La administración para el dolor neuropático se mantiene en 60 mg una vez al día.
La duloxetina se puede tomar con o sin comida, lo que no influye en su absorción. Ramírez destaca la importancia de mantener un horario regular de toma, dado que se refiere a una medicación crónica.
Para qué sirve la duloxetina
“La duloxetina está indicada para tratar la depresión, la ansiedad generalizada y también el dolor neuropático en pacientes con diabetes”, aclara Ramírez. Este tipo de dolor, que puede presentarse como una sensación punzante o de quemazón, es consecuencia de daños en los nervios por altos niveles de glucosa a lo largo del tiempo. La duloxetina ayuda a inhibir estas sensaciones dolorosas, mejorando la calidad de vida de los pacientes.
Efectos secundarios de la duloxetina
Los efectos secundarios más comunes que se relacionan con la duloxetina suelen aparecer al inicio del tratamiento, es decir, en las primeras semanas. Estos efectos son generalmente leves o moderados y tienden a desaparecer con el tiempo. Sin embargo, si un paciente experimenta efectos indeseados, es aconsejable consultar con un farmacéutico o médico para evaluar la continuidad del tratamiento.
La somnolencia es un efecto secundario habitual, y aquellos que comienzan a tomar el medicamento deben tener precauciones, especialmente si deben conducir, dado que esta sensación puede afectar su capacidad para realizar dicha actividad de forma segura.
Duloxetina y consumo de alcohol y tabaco
El consumo de alcohol se desaconseja mientras se usa duloxetina, ya que puede exacerbar los síntomas y efectos adversos. Asimismo, el tabaco puede afectar la concentración del medicamento en el organismo, lo que podría requerir un ajuste de la dosis para lograr el efecto terapéutico esperado.
Interacciones con otros medicamentos
Es importante estar consciente de las posibles interacciones de la duloxetina con otros fármacos. Cuando se toma junto a inhibidores de la monoaminooxidasa, se incrementa el riesgo de reacciones adversas. También puede interactuar con ciertos antibióticos, como el linezolid o el ciprofloxacino. Además, no se recomienda su uso con otros antidepresivos de la misma clase, ni con medicamentos que causen somnolencia, como algunos analgésicos y antihistamínicos.
Duloxetina en el embarazo y la lactancia
En situaciones de embarazo, será el médico quien decida si los beneficios de utilizar duloxetina superan a los posibles riesgos. Las mujeres que estén embarazadas o que planeen estarlo deben comunicarlo a su médico. Por otro lado, durante la lactancia, se recomienda evitar la duloxetina debido a que puede excretarse en la leche materna, aunque en cantidades pequeñas. En este caso, la consulta con el médico es esencial.
Cuidado con abandonar el tratamiento de forma brusca
Muchos pacientes pueden sentirse tentados a interrumpir la terapia con duloxetina cuando notan una mejoría. Sin embargo, es crucial que el paciente no suspenda el tratamiento de forma abrupta, pues esto podría llevar a la exacerbación de síntomas de depresión o ansiedad. El abandono progresivo, bajo supervisión médica, permite mitigar este riesgo y mantener el bienestar del paciente.
Finalizando, es aconsejable que cada suspensión de la terapia sea discutida con un profesional, quien podrá guiar sobre la mejor manera de proceder y evitar complicaciones en el tratamiento.