Actualizado el 15 de marzo de 2025 por Carlos José Belmonte López
La paroxetina, conocido comúnmente como Seroxat, se clasifica como un fármaco antidepresivo que pertenece a la familia de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Este medicamento es ampliamente utilizado para el tratamiento de diversas enfermedades mentales, incluyendo la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo y la fobia social, así como el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de angustia, con o sin agorafobia.
Cómo actúa la paroxetina
Aunque no se conoce con precisión el mecanismo de acción de la paroxetina y otros ISRS, se ha demostrado que estos medicamentos ayudan a aumentar los niveles de serotonina en el cerebro. La serotonina actúa como un neurotransmisor que transporta mensajes entre las neuronas, y se ha observado que una baja concentración de esta sustancia puede contribuir a desarrollar síntomas de depresión.
Efectos adversos de este fármaco
Como con cualquier medicamento, la paroxetina puede tener efectos secundarios. Los efectos adversos más comunes incluyen:
- Náuseas
- Somnolencia
- Aumento de peso
- Problemas gastrointestinales
Sin embargo, hay efectos secundarios que, si bien menos frecuentes, son más graves, como convulsiones, insomnio, sudoración e impotencia sexual. Ante cualquier síntoma inusual, es crucial consultar con el médico.
Precauciones si estás tomando paroxetina
Es importante estar atento a posibles reacciones adversas durante el tratamiento. Algunos pacientes pueden desarrollar un trastorno conocido como acatisia, que genera inquietud e intranquilidad. Otros síntomas que pueden presentarse incluyen agitación, confusión, sudoración y aumento del ritmo cardiaco. En caso de experimentar estos signos, se debe comunicar con el médico. Además, es esencial destacar que este antidepresivo no produce resultados inmediatos, pudiendo tardar hasta dos semanas en mostrar mejoría.
Otro aspecto fundamental es que la paroxetina puede inducir somnolencia y afectar los reflejos, por lo que no se recomienda conducir vehículos ni operar maquinaria peligrosa durante los primeros días del tratamiento.
Cómo tomar la paroxetina
La paroxetina siempre debe ser prescrita por un médico que evaluará la dosis adecuada para cada paciente. Este medicamento está disponible en comprimidos de 10, 20, 30 y 40 mg, así como en forma de gotas orales. Generalmente, se comienza con una dosis de 10 o 20 mg diarios, aumentando hasta 60 mg al día si el médico lo considera necesario. La dosificación varía dependiendo de la enfermedad a tratar y la respuesta del paciente.
Se aconseja tomar la paroxetina por las mañanas y con alimentos, lo que puede ayudar a mitigar la posibilidad de náuseas.
Interacción con otros medicamentos
Es fundamental consultar con el médico o farmacéutico sobre otros medicamentos que se estén tomando, ya que la paroxetina puede interactuar con ellos. Este fármaco puede tener interacciones con anticoagulantes orales, antidepresivos tricíclicos y antiepilépticos. Además, si un paciente ha estado en tratamiento con antidepresivos IMAO, deberá esperar al menos 14 días antes de empezar la terapia con paroxetina.
Paroxetina en el embarazo y la lactancia
La paroxetina ha sido estudiada en un número limitado de mujeres embarazadas, y no se ha observado un aumento significativo del riesgo de malformaciones congénitas. Sin embargo, se han registrado algunas complicaciones en los recién nacidos asociadas a su uso, como insuficiencia respiratoria y dificultades de alimentación. Por lo tanto, se recomienda que este fármaco solo se utilice durante el embarazo cuando sea estrictamente necesario y bajo la supervisión de un médico.
En cuanto a la lactancia, pequeñas cantidades de paroxetina pueden excretarse a través de la leche materna, aunque los estudios indican que las concentraciones en los lactantes son indetectables. Sin embargo, según la ficha técnica, no debe utilizarse durante la lactancia a menos que el beneficio para la madre justifique el riesgo potencial para el bebé.
Consumo con alcohol
No se recomienda consumir alcohol mientras se esté bajo tratamiento con paroxetina, ya que esto puede intensificar los síntomas del paciente y agravar los efectos adversos del fármaco.
Finalmente, es esencial recordar que la suspensión del tratamiento debe hacerse de manera gradual y bajo la supervisión médica. Interrumpir bruscamente el uso de paroxetina puede causar síntomas de rebote, como irritabilidad, insomnio y mareos.
Si tienes más dudas sobre la paroxetina o su tratamiento, consulta a tu médico para obtener la información más adecuada y personalizada.